UNA REFLEXION ACERCA DE LA IMPORTANCIA DE LOS PADRES…por Lic. Likza Ramirez

Cuando comencé a trabajar en la preparación psicológica de niños deportista en el nivel escolar, iniciación, categorías de seleccionados nacionales y apoyo a familias en el área de discapacidad, supe inmediatamente, que el psicólogo deportivo, lo necesitan primero los padres (entrenadores y la organización deportiva). Y es que, una realidad común a todos los deportes, es que la mayoría de padres llegan sin tener consciencia de la nueva responsabilidad. Esencialmente, suelen ir aprendiendo por orientación de otros padres y de la experiencia directa. El problema real, es que ni la institución, ni la planificación del entrenador les considera como recurso imprescindible en la formación del niño como deportista. Ambas partes, olvidan que desde el primer día que se inscribe un niño, también están inscribiendo a los padres (abuelos, tutores, etc.). Sin embargo, esto es irrelevante, hasta que aparecen problemas de comportamiento y conducta en los niños, que se originan y se agravan en las competencias producto de los padres. Pero, la solución suele ser evadirlos por temor a “enfrentarlos” y de “perder tiempo” para orientarlos.

El niño deportista vive con tensión emocional innecesaria

Durante las sesiones de preparación psicológica, los niños encuentran oportunidad y confianza de expresar libremente todo lo que les afecta de sus padres: “Cuando viene mi papá no sé qué va a pasar. Yo solo quiero hacer mi propio juego, pero él quiere que yo desarrolle su juego.”

Otros casos como, Julia, quien necesitaba la compañía de su madre para animarla, pero su deseo, era que mamá no llegara a ninguna competencia, porque la castigaría si perdía. Oscar, durante un combate importante, le pidió a su entrenador (entre lágrimas), que por favor sacara a su padre. María, de 8 años, comenzaba a vomitar en la portería, cuando su madre aparecía detrás de ella, para advertirle de no cometer ningún error. Carola, titular de su equipo de baloncesto, perdía la cabeza tras la presencia de su padre, éste, en más de una ocasión se metió hasta la banca para retirarla sin mediar palabras desafiando a las autoridades. Pedro, se iba al baño antes de salir a nadar, porque necesitaba orar con fervor, para que la presencia de su madre no le afectara. Sara, odiaba escuchar a sus dos padres, hablando mal de su entrenador. Carlitos, se avergonzaba de los insultos que su padre vociferaba a su oponente. Josué, que además, era hijo de padre entrenador, pero éste, no era su entrenador, tenía que hacer lo que su padre decía porque no sabía lo que podía esperarle en casa. Melissa, con nueve años, abandonó el voleibol de su escuela, porque creyó que nunca fue suficientemente buena para su madre, una ex jugadora profesional. En la apertura a una nueva temporada, Clara lloraba ahogada de angustia en medio de la fiesta deportiva. Al abordarla, casi sin poder hablar, ella dijo: “yo no quiero jugar fútbol, yo solo quiero mis clases de pintura, a esta hora sería muy feliz, pero mi papá me está obligando a jugar fútbol porque a él le gusta esto”. Alejandro, se sentía muy feliz entrenando, pero le angustiaba las competencias porque tenía que hacer feliz a su madre ganando.

Los niños siempre van a soportar a sus padres porque ellos quieren competir. Pero, la presión, miedo, tristeza, angustia, enojo y frustración, les afecta directamente el desarrollo de sus actuaciones. Sobretodo, les destruye la moral, y eso puede llegar a ser fatal para el desarrollo deportivo y como individuo. Ellos solo necesitan tener la seguridad de que mamá y papá van a amarlos a pesar de “no ser tan buenos y del resultado”.

Algunos tipos de padres.

El “papá entrenador”, que destruye la comunicación, dirección y liderazgo del entrenador; el manipulador, que utiliza el chantaje y la intimidación; el sobreprotector e indulgente, que si por ellos fuera, comprarían la medalla, para que el hijo no tenga que exponerse al sol, lesionarse o trabajar tan duro; el supervisor del entrenador y “vocero oficial en el chat de padres”; el niñero, que carga con el maletín y el agua y permanece en las graderías por cualquier eventualidad; el cómplice, que miente al entrenador para excusar al niño de todo lo que éste quiere evitar de su entrenador (trabajo físico, descansos, menos esfuerzo, etc.); el inmaduro, que se agrupa en complot con otros padres, inmaduros también, para hostigar gravemente con gestos y palabras a los adversarios; el astuto, que colabora, resuelve y gestiona la mayoría de las necesidades del grupo, a cambio de que las decisiones finales del profesor, “blinden” a su hijo; y el papá “preparador físico”, que controla y administra sus propias cargas y planificación irrespetando el tiempo de descanso del deportista y entorpeciendo el rol del entrenador ante sus hijos.

La importancia de un psicólogo deportivo en el trabajo con los padres

«En el área de discapacidad, el psicólogo nos ayuda como apoyo permanente para involucrar y recordar constantemente a los padres la realización de tareas asignadas en casa y la responsabilidad de los procesos competitivos, sobretodo porque los padres aquí, también suelen tener discapacidad, y a veces es mayor a la de sus hijos.”
-Edgardo Galo.

Los procesos deportivos son emocionalmente doloroso para los padres porque:

· No logran adaptarse a la etapa de transición que ocurre entre la recreación y el deporte como rendimiento: sus hijos, pasan a tener una vida deportiva estructurada entre horarios de entrenamientos y competiciones, las inversiones de preparación son cada vez mayores, establecer hábitos y disciplinas exigentes en casa, y dedicar mayor tiempo para acompañarlos, lo cual altera drásticamente la vida habitual de sus padres.

· La comparación de las cualidades físicas y capacidades técnico-tácticas, suelen ser la principal preocupación de los padres, ya que consideran que su hijo “no progresa” como los demás compañeros.

· Cuando el niño no logra aplicar lo aprendido del entrenamiento a la competencia, los papás se sienten culpables sobre si eligieron mal el deporte que practica el niño o si se trata de un “mal entrenador”.

· Para algunas familias, una sola competencia puede representar un 50% del costo anual del presupuesto familiar. Todo en boletos aéreos, inscripciones, hotel, hospedaje, alimentación y otros gastos hasta por más de una semana, para dos o más personas.

Es necesario, entender que los padres, no siempre saben qué hacer y cómo hacer las cosas y como resultado cometen graves errores. Por eso, la labor del psicólogo del deporte, en los clubes, es necesaria para instruir, asesorar, controlar y dar acompañamiento psicológico.

Al respecto, el entrenador Justo Morales, asesor de la NORCECA, durante una de sus charlas para entrenadores, advertía la importancia del psicólogo para favorecer las relaciones saludables entre entrenadores, el club y los padres. Además, señalaba que los psicólogos son totalmente necesarios para instruir a los padres a formar mejores hijos.

Cuando los padres trabajan con un psicólogo deportivo, benefician la preparación de los niños deportista porque:

· Son conscientes y altamente implicados sobre el entrenamiento invisible de sus hijos, es decir de todos aquellos hábitos y autocuidados para tener una vida personal y deportiva más saludable, atendiendo aspectos como la alimentación correcta, las horas de sueño, recuperación física, el trabajo mental y otras. Como resultado, esto favorece sobremanera el rendimiento físico.

· Adquieren mayor consciencia sobre su rol frente al entrenador, estableciendo relaciones sobre la base del respeto mutuo y el apoyo dentro de una interdependencia de acciones.

· Se logran mejoras importantes entre padres e hijos en sus formas de comunicación y de relacionarse, pues optimizan habilidades como la empatía, escucha activa, saben utilizar el tono de voz adecuado al momento, se centran en lo positivo y enseñan a translaborar las experiencias de error o derrota, etc.

· Se inclinan a dar la misma importancia y nivel de implicación del deporte, a las otras áreas de vida de los hijos, como la escuela, lo social y familiar.

· Aprenden a estimular adecuadamente la formación de recursos psicológicos como la responsabilidad, mayor autonomía, sólida autoestima, voluntad, capacidad adecuada de afrontamiento, persistencia y perseverancia, disciplina, fuerza de carácter, toma de decisiones, capacidad de disfrute y otras más.

· Ante los malos momentos de las competiciones, son capaces de controlar sus propias emociones negativas y de motivar, animar y orientar los objetivos adecuadamente a sus hijos.

· Fortalecen la mentalidad de sus hijos, pues aprenden a ser modelos de conductas deseables en sus hijos. por ejemplo, les enseñan a gestionar mejor pensamientos y emociones. Sobre todo, los de fracaso y derrota, convirtiéndose en modelos de logros mediante el trabajo y el esfuerzo.

· Adquieren una visión global del deporte e importancia del psicólogo en el desarrollo positivo de sus hijos.

Mi reflexión, es que, no es posible aislar lo que es inherente al deportista: la familia/los padres, pues éste vive dentro de un sistema que impregna su comportamiento y su conducta.

 

PUBLICADO POR https://espaciosports.com/2019/08/03/una-reflexion-acerca-de-la-importancia-de-los-padres-que-cuentan-con-apoyo-psicologico-en-la-formacion-del-nino-deportista/

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